¡Buenos días viajeros! Hoy vamos a hablar de un destino que todo viajero que lo haya visitado tiene en su lista de favoritos e imprescindibles, el Monte Saint Michel. Era uno de los sitios de Europa que más ganas tenía de ver desde hace años. Os vamos a contar como organizamos nuestra excursión al Monte Saint Michel y las cosas interesantes que se pueden ver allí.
El principal objetivo de nuestro viaje a Francia era ver el Monte, pero ya que los hoteles en la zona son especialmente caros, decidimos alojarnos en Nantes, donde el alojamiento era mucho más barato y había buenas conexiones para llegar en avión. Además, Nantes está muy bien comunicado en tren con el resto de regiones francesas.
Finalmente, por problemas técnicos que tuvimos a nuestra llegada a Francia (convocaron una huelga general y nos cancelaron todos los trenes), decidimos contratar una excursión que nos llevase a ver el Monte (no nos quedaba otra).
La excursión la hicimos con «NAOW Excursions«, y nos incluía ver por la mañana Saint Malo y por la tarde el Monte Saint Michel. Haremos otra publicación hablando sobre ello, os contaremos las diferentes formas de llegar al Monte y precios.
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Llegada al Monte Saint Michel
En cuanto a la excursión, salimos de Saint Malo justo después de comer y tardamos aproximadamente 1 hora en llegar al Monte Saint Michel. Según nos íbamos aproximando por carretera, me llamó la atención la planeidad del terreno, no vimos ni una sola montaña en los alrededores, salvo el Monte.
El parking donde dejamos el coche quedaba bastante alejado del Monte, andando aproximadamente a 35-40 minutos.
También hay que destacar que en el parking hay una estación de autobuses (o lanzaderas), que se pueden tomar gratuitamente, y te llevan hasta la entrada al Monte, con una parada intermedia en la zona donde se ubican varios hoteles (justo antes de comenzar el puente que lleva a la entrada de Saint Michel).
A pesar del frío (estábamos en diciembre), decidimos bajarnos en la parada intermedia para cruzar el puente a pie, desde el cual se tiene unas vistas impresionantes.
El Río Couesnon
De camino a la entrada, la guía nos contaba diversas anécdotas y curiosidades acerca del Monte. Se decía que el río Couesnon, que desemboca en la Bahía de Saint Michel, hacía de frontera natural entre las regiones de Bretaña y Normandía. Anteriormente se consideraba el Monte Saint Michel como parte de la Bretaña francesa, pero, debido al curso irregular del río, actualmente el monte se ubica en la zona normanda de la desembocadura.
Este hecho ha dado lugar a un dicho popular en Francia que dice lo siguiente: «Le Couesnon par sa folie a mis le Mont en Normandie» (El Couesnon con su locura puso el Monte en Normandía).
Las mareas de la Bahía de Saint Michel
En nuestra visita no tuvimos la oportunidad de ver el Monte completamente aislado, reflejado en el mar. Preguntamos a nuestra guía y nos comentó que el Monte se queda aislado aproximadamente un par de veces al año, en función de la época y las mareas.
La Bahía de Saint Michel experimenta las mayores mareas de toda Europa. Cuando la marea es baja, el mar se sitúa a 15km de la costa. La marea sube a la velocidad de un caballo al galope con el creciente nivel del mar alcanzando una diferencia de 15 metros entre marea alta y baja. Por esa razón, se recomienda consultar los horarios de las mareas antes de aventurarse por las playas.
Para ver la marea entrar, es recomendable llegar al Monte Saint Michel unas 2 horas antes de la marea alta.
Monte Saint Michel
Una vez cruzamos el puente y llegamos al Monte, entramos por la entrada principal. Existe otra entrada en la parte lateral izquierda, que nuestra guía nos recomendó utilizar si se visita en temporada alta, cuando está plagado de turistas, ya que la calle principal es bastante estrecha y se abarrota de gente. En nuestro caso, al ser temporada baja, entramos por la entrada principal.
La calle principal va dando la vuelta al pueblo hasta llegar a la abadía, la edificación más destacada, ubicada en lo más alto del Monte. El pueblo tiene muchísimo encanto, las construcciones, los detalles, los restaurantes, todo muy medieval.
Se nota que es un lugar extremadamente turístico, ya que a lo largo de la calle principal no paraban de sucederse tiendas de souvenirs, y no precisamente baratos.
Abadía del Monte Saint Michel
Ya en lo alto del monte, entramos a la abadía. La entrada cuesta 11€, pero a nosotros nos venía incluido en el precio de la excursión. La visita se puede realizar con audioguía o por libre. La visita con audioguía dura aproximadamente 1 hora y media y cuesta 3€ más.
Nos habría gustado hacerla de esta manera pero debido al escaso tiempo que teníamos antes de volver a Nantes, preferimos hacer la visita por nuestra cuenta y así aprovechar más tiempo para recorrer el lugar por libre y hacer fotografías.
Tardamos en recorrerla unos 40 minutos, caminando sin prisas y haciendo todas las fotos que nos apetecía. A continuación os dejo la web de la abadía para que podáis consultar los horarios y las tarifas, ya que se pueden aplicar diferentes descuentos en función de ciertos parámetros.
Página web oficial de la abadía de Saint Michel
La construcción de la abadía se inició en el siglo X. La abadía benedictina alberga maravillas arquitectónicas construidas en estilos carolingio, románico y gótico. En este sentido se considera como una «megaestructura» en la que se superponen diferentes edificaciones necesarias para las actividades de un monasterio benedictino, en un espacio reducido.
En el interior, la abadía tiene más de veinte salas y estancias por descubrir. Comparado con las vistas desde el exterior, el interior parece bastante corriente, las estancias están poco iluminadas y con una decoración muy austera. Aun así, ya que se viaja hasta allí, os animo a que aprovechéis y la visitéis. Desde lo alto se tienen unas vistas de la bahía impresionantes.
A mi particularmente el claustro me encantó. No se encuentra, como suele ser habitual, en el centro del monasterio ni se comunica con el resto de los edificios. Su función es puramente espiritual: la meditación de los monjes. En el centro alberga un jardín medieval recreado en 1966 por el monje benedictino Bruno de Senneville, interesado en la botánica.
Después, al terminar nuestra visita de la abadía, recorrimos las callejuelas del pueblo, compramos algún que otro souvenir y fuimos a la parada del autobús para regresar al parking, donde nos esperaba nuestra guía. Nos quedamos con las ganas de ver el monte iluminado por la noche, pero tendrá que ser la próxima vez.
Vuelta a Nantes
Ya en el parking, cogimos el coche y pusimos rumbo a Nantes. A la vuelta tardamos unas 3 horas, ya que pillamos atasco a la altura de Rennes.
Quería agradecer a “NAOW excursions” por facilitarnos las cosas con esta excursión y por llevarnos a ver ésta maravilla de sitio, el Monte Saint Michel.
Espero que os haya sido amena la lectura y os sirva como orientación para organizaros vuestra propia excursión al Monte Saint Michel.
¡Hasta pronto amigos!